Arias Cárdenas: La Revolución Bolivariana “nació en esa rebelión”
El triunfo más importante del 4-F “fueron las palabras de Chávez”
Correo
del Orinoco- Alex Carmona
Fotos: Jean Carlos Ramos
Cuando
Francisco Javier Arias Cárdenas logró, con sus tropas, controlar el
poder en el estado Zulia en la madrugada del 4 de febrero de 1992, se
cumplió una parte de la misión que se impusieron los militares
rebeldes.
La
insurrección fue un éxito en territorio zuliano debido a la
planificación casi perfecta de Arias y un grupo de hombres, quienes
durante 12 horas detuvieron al gobernador de la entidad, Oswaldo
Álvarez Paz.
Arias
considera que hizo su trabajo, pero todavía recuerda el momento
cuando tuvo que deponer las armas y explicarles a sus dirigidos que,
pese a haber cumplido los objetivos, debían rendirse.
“Fue
muy duro explicarles que era el momento de pasar a un plano político,
más allá de la instancia que estábamos viviendo. Hubiese sido peor
si manteníamos la rebelión”, explicó Arias, en conversación con
el Correo del Orinoco.
HUMANIDAD
Han
pasado 20 años y Francisco Arias Cárdenas no ha cambiado su manera
de ver las cosas. Concluye que la Revolución Bolivariana “nació
en esa rebelión”, a pesar de que después sus líderes
fueron
a la cárcel.
“En
la Academia Militar nos fuimos encontrando varios compañeros con
análisis parecidos en cuanto a las desigualdades e injusticias que
sucedían en el país. Eso no fue casualidad”, agregó.
Francisco
Arias Cárdenas, quien fue monaguillo en San Juan de Colón (su
pueblo natal, en Táchira) antes de iniciar su carrera militar, se
formó con una visión de igualdad, la misma que le sirvió
para
tomar partido.
-¿Cómo
era la Venezuela de 1992 en comparación con la Venezuela de ahora?
-Esa
Venezuela venía de una confrontación abierta de calle (27 de
febrero 1989), en la cual el pueblo salió con sus propios
instrumentos y su físico para demostrar el descontento que había
por la ruptura en el orden y el acuerdo social. La gente estaba
sorprendida; quería transformaciones.
Ese
espíritu rebelde, en el pueblo, no había muerto.
-¿Qué
buscaba el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200?
-Quisimos
integrarnos con esos conceptos de la mayoría del pueblo venezolano.
Esa Venezuela era la de frustraciones y rebeldías escondidas.
Tuvimosel ánimo que la gente nos daba para
seguir
organizando y creciendo, y am-
pliar
la organización.
-¿Qué
es para usted el 4-F?
-Es
la ruptura del espinazo del mecanismo de dominio de la vieja clase
política, la cual había perdido la confianza de la gente y tampoco
servía para los intereses de las élites. Esta clase política
no
se cansó de hacer dinero, para luego pasar a otras funciones como
ser banqueros, comerciantes, etc. Por ello, ya no servía para la
gente ni para las altas esferas económicas.
-Si
no servían, ¿qué los mantuvo tanto tiempo en el poder?
-Pienso
que parte de la fuerza militar, pero allí es donde estuvo el cambio.
La fuerza militar les demostró a ellos que no estaba dispuesta del
todo a cumplir con su papel para protegerlos; por eso, empezamos a
llamar a todos los estratos para que se sumaran a buscar una
solución, mediante una constituyente.
-¿Cuál
considera usted que pudo haber sido el éxito del 4-F?
-La
sincronía que hubo entre los civiles que nos acompañaron y el resto
de los militares. Eso fue increíble. Fue como una especie de amarre
con los ideales del pueblo de Venezuela, con ese juicio crítico que
ya la gente tenía.
-¿Cuántos
militares eran ustedes?
-Es
variable. Uno no sabe en qué punto exacto se dio la decisión de
todos de juntarse, porque poco a poco se fueron integrando personas
hasta que se armó todo, pero decirte que empezó a partir de un
momento,
o con un número específico de personas, es muy complicado.
-¿Cuándo
decidió comenzar ese camino de rebeldía?
-Desde
que era seminarista comencé a ver muchas cosas, pero cuando llegué
a la Escuela Militar empecé a ver, entre los amigos, muchas
similitudes.
-¿Quiere
decir que su etapa activa como revolucionario comenzó en la Escuela
Militar?
-Allí
pude ver que coincidían mis pensamientos con los de otros
compañeros. Nos conseguimos con una visión crítica de las cosas.
NO ERAN “UNOS LOCOS”
-¿En
qué momento pasaron de ser críticos a activistas de un movimiento
revolucionario?
-Recuerdo
que hace años el general Ramón Guillermo Santeliz me hablaba de
algunos grupos en los cuales estaba Izarra Caldera. Luego, un
compañero, David López Rivas, me comentó que Hugo Chávez, a quien
yo ya conocía, estaba para establecer un grupo dispuesto a romper la
estructura gubernamental que había en ese momento. Eso fue a inicios
de los años 80, y poco a poco se fueron integrando más personas;
por ello adquirimos un compromiso formal y empezamos a trabajar.
-¿De
qué manera?
-Seleccionando
muchachos, integrándolos, tomando decisiones, participando en un
colectivo que fue creciendo. Se celebraron congresos; gente
universitaria se nos fue acercando, hicimos reuniones en las cuales
se juramentaron personas con listas más en la memoria que en el
papel para evitar filtraciones, etc. Fíjate que cuando estuvimos
presos en el Cuartel San Carlos descubrimos que éramos más de 200
oficiales
-¿Los
oficiales eran de rangos mayores?
-Sí,
pero lo mejor era que había oficiales bien preparados, que no eran
“malandros”, ni robatropas, ni sinvergüenzas. Tenían liderazgo;
la mayoría eran bien calificados en la propia academia.
-¿En
qué piensa que influyó el intelecto de ustedes?
-En
que los militares no podían demostrar que éramos unos locos. ¿Cómo
podían ellos decir que los que ellos calificaban como excelentes
eran unos locos? Por eso optaron por colocarnos otros calificativos,
pero las razones principales no las pudieron ocultar.
-¿Cuáles
fueron esas razones?
-La
rebeldía, la entrega por el ideal colectivo, la utopía de que se
puede crear un mundo más justo para todos y la creación de un país
de igualdad, sin preponderancia del uno sobre el otro. Esas ideas son
las que deben privar en estos días de celebración, porque son la
base para una verdadera revolución.
-¿El
gobierno de turno los menospreció?
-No
solo ellos nos menospreciaron. También lo hizo la gente de
izquierda. Había amigos que pensaban que el sector militar solo
cumplía un rol, nada más, y resultó ser que en el sector habían
funcionarios politizados y no fusileros.
-¿Por
qué piensa que el Gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP) los
menospreció?
-Ellos
estaban nublados. No entendían, porque pensaban que tenían el
control del generalato y de los militares, y resulta que había un
generalato corrupto que no tenía sincronía con los de abajo.
Nosotros nos indignábamos al ver como un General de División le
colocaba soles a la amante del Presidente, para congraciarse con
ella.
-¿Había
otro tipo de comunicación entre los altos funcionarios militares res
y las autoridades del Gobierno Nacional?
-Rómulo
Betancourt decía: A los militares me los dejan, porque a ellos los
arreglo con güisqui, mujeres y dinero.
Resulta
que eso cambió con el tiempo, y ya no era verdad. Aunque algunos
hayan tenido esos patrones, otros teníamos una forma distinta de
pensar. La figura de Chávez lo demuestra claramente. A partir del
4-F hubo una ruptura en el esquema de dominio. Hablamos de que ese
día significó el inicio de la Revolución Bolivariana porque una
revolución solo se pue-
de
dar cuando hay oportunidad para que se construyan nuevas realidades.
El pacto social en Venezuela se rompió el 4-F.
PALABRAS DE VICTORIA
-¿Qué
recuerda de ese 4-F?
-Había
mucha incertidumbre. El 3 de febrero en la mañana, afeitándome
frente al espejo, me preguntaba qué sería de mí, de mis soldados,
de mis oficiales. ¿Qué sería del país mañana? Era como si te
fuses a encontrar con una mujer que amas. Pensaba: ¿Cómo nos
recibirá el pueblo? ¿Cómo
recibirá la gente nuestro mensaje?
Por
eso el triunfo más importante de esa jornada fueron las palabras de
Chávez.
-Usted
y su tropa tomaron el poder en Zulia. ¿Considera que fue una jornada
exitosa?
-Pienso
que sí. Mantuvimos el secreto, nos desplazamos, tomamos el control,
pero un control en un estado no es lo mismo que el del resto del
país.
-¿Por
que no pudieron cumplir con todos los objetivos?
-En
ese momento a CAP le importaba más mantener el control en el país
que tener un gobernador preso. Nosotros sabíamos que estábamos en
un plano político y que pasaríamos a una segunda fase; por ello, al
escuchar las palabras de Chávez, supimos que debíamos bajar la
guardia.
-¿Cómo
hizo para explicarles a sus compañeros que tenían que rendirse,
luego de tener dominada la situación?
-Fue
muy difícil. Se lo dije al teniente que tenía controlada la Base
Aérea Rafael Urdaneta con 10 misiles antitanques. Él enseguida me
replicó que veníamos a un combate y que lo estábamos ganando.
-¿Cómo
lo convenció?
-Lo
llamé aparte y le explique que esto pasaba a una segunda fase, que
empezaría una serie de negociaciones para luego ir a Caracas a dar
la cara. Le dije que vendrían nuevas oportunidades y que esto no
terminaba acá. Los soldados entendieron. El teniente lo asimiló
después de 12 horas de jornada.
-¿Fue
lo mejor?
-Claro
que sí. Las cosas se dieron como debieron ser. Si prolongábamos la
toma del poder hubiese sido un suicidio, porque significaría muchas
bajas con dos o tres días de combate que nos hubiesen reportado
entre 300 o 400 muertos. No valía la pena, ya que entendimos que
debíamos transitar el plano político.
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