El cuatro de febrero de 1992 dos mil 357 jóvenes militares guiados por
el entonces teniente coronel Hugo Chávez se alzaron contra el paquete de
medidas económicas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI)
implementadas y avaladas por el entonces Presidente de la República,
Carlos Andrés Pérez. La intentona es considerada el Día de la Dignidad,
pero vergonzosa es la actitud asumida hoy en día por el diario El
Nacional si la comparamos con lo publicado por el periódico en su
primera plana al día siguiente del hecho, el miércoles cinco de febrero
de 1992.
Lean esta perla: Editorial (por Miguel Henrique Otero):
“Nunca pelearé con Chávez”. ¿Qué les parece? Roberto Jiménez Maggio, en
un artículo para www.aporrea.org
dice: Personeros, como éste, pensaban:” Va a venir pronto un próximo
cambio de gobierno, por vía electoral, puestos que después de este
intento fracasado que no fue golpe de estado, tenemos que hacernos notar
para que nos tomen en cuenta. Estos militares que tendrán su candidato
seguro deberán triunfar”.
El titular principal fue “Chávez es la
salvación de Venezuela”. Esto no salió en Tribuna Popular ni en ninguna
otra publicación de izquierda, fue en El Nacional.
Kiko Bautista:
“Aún no sé dónde me voy a tatuar la cara de Chávez”. Tremendo “chinazo”
el de este periodista. Fíjense lo que decía este señor en ese entonces.
Su expresión, algo amanerada dejó entrever su interés por si acaso
Chávez tomaba el poder. Es probable que Bautista haya creído que el
Comandante era como los gobernantes que tuvo el país en la Cuarta
República. Ya debe haber comprobado que Chávez es una persona integral,
siempre dispuesto a luchar por los intereses del pueblo, hombre cien por
ciento socialista e incapaz de incurrir en hechos de corrupción y menos
venderse a grupos económicos.
Ismael García: “Chávez es lo más
parecido a Dios que existe”. Esto sí es verdad que es asqueroso.
Adulación en su máximo nivel para luego traicionar. Lo peor que puede
haber en el mundo es un traidor y este señor lo ha demostrado con
hechos. Mensaje publicado en Internet en la página http://www.elbrollo.com:
“Sinceramente Ismaelito sólo es un oportunista, cuando era alcalde de
la ciudad de La Victoria yo vivía allá y sabía que tarde o temprano
traicionaría la Revolución y a los amigos opositores les digo: Tarde o
temprano les hará lo mismo”.
“Habla Fedecámaras”, recordemos que son
titulares de la primera plana del diario El Nacional del miércoles cinco
de febrero de 1992: “Chávez es la esperanza de los empresarios”. Grupos
económicos poderosos se equivocaron. Pensaron que como anteriores
presidentes militares se cuadraron con ellos, sin importarles el
bienestar del pueblo, como Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez,
Chávez iba a ser lo mismo. Repetimos: ¡Se equivocaron! En un gobierno
socialista como el de Chávez, primero es el colectivo, segundo el
colectivo, tercero el colectivo y así sucesivamente.
Napoleón Bravo:
“Chávez tiene todo nuestro apoyo sin condiciones”. ¿Este
periodista-locutor, por casualidad no es el mismo que a las seis de la
mañana del 12 de abril de 2002 dio los buenos días a Venezuela por el
canal de televisión de la familia Cisneros, Venevisión, y anunció:
“Tenemos nuevo presidente”? Sí, es el mismo que estaba feliz porque
Pedro Carmona estaba ocupando ilegalmente la silla de Miraflores.
Napoleón Bravo, a quien también se le achacan expresiones “raras” como
las de Kiko Bautista, igualmente, como los otros, quiso cuadrarse
rápidamente con Chávez, por si acaso. Todos seguían lo que decía la
batuta del editor del diario El Nacional, Miguel Henrique Otero, quien
sacó una publicación adicional cuando se acercaban las elecciones
presidenciales de 1998, Así Es La Noticia, y alquiló una emisora de
radio, Aquí Es RQ-910, para hacerle la campaña a Chávez.
El
Comandante ganó los comicios y Miguel Henrique Otero se quedó con los
crespos hechos porque con Chávez no pudo conseguir las prebendas que
buscaba.
“El amor y el interés se fueron al campo un día y más pudo
el interés que el amor que le tenía”. Este es un refrán que podemos usar
para lo que perseguía el señor Miguel Henríque Otero al salir
rápidamente apoyando a Chávez en febrero de 1992 luego de conocerse la
intentona, pero el Comandante no se prestó para sinvergüenzuras.
Hoy,
en 2012, en retaliación por esta postura integral de Chávez, el diario
El Nacional, sin lugar a dudas, es la vergüenza periodística.
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